domingo, 21 de junio de 2020

Mis experiencias: 1

Introducción.

A través de este medio quiero compartir algunas de las experiencias que he vivido con el Señor. Sé que para muchos no van a ser creíbles, algunos puede que hasta se burlen, pero también sé que hay un gran número de personas que saben lo que es experimentar la vida del Espíritu y les va a hacer bien, y también sé que es propósito de Dios que lo cuente por estos medios, ¿por qué? no lo sé, solo él conoce los tiempos y los porqués.

Bueno pues comenzamos esta nueva andadura.

La siguiente experiencia que quiero contar la viví cuando tenía el cargo del mini coro de la iglesia de Murcia donde por entonces solo había una iglesia en la capital Murciana. Entró de pastor el hermano Guillermo de Alcantarilla y el primer domingo nos reunió su esposa a todas las mujeres antes del culto para orar, yo no conocía a esta hermana de nada, solo de verla en los cultos.

Comenzó la oración y me vino revelación de Dios, tuve una visión con profecía…

 - La vi tirada en el suelo de una habitación orando, y me dijo el Señor… “Ella está orando y ayunando muchos años por una petición, dile que Yo hoy en este día, vengo concediendo su petición” A mí me costaba mucho dirigirme a ésta hermana porque no la conocía de nada, pero me dejé llevar por la orden de Dios y cuando terminó la oración le dije: 

- Hermana Dolores, ¿puedo hablar contigo? A lo que ella respondió: - ¡Claro hermana!, dime qué quieres. Y volví a decir: - Hermana he recibido palabra para ti. El Señor me ha dicho que, “la petición que le estas pidiendo desde hace años con oración y ayuno, hoy, en este día viene concediéndotela”. Ella me contestó enseguida un poco sorprendida.

 - ¡No, no, no, yo no tengo ninguna petición! que va, yo estoy bien, yo no estoy pidiendo nada. - En ese momento me hizo mucho daño sus palabras porque yo fui con la convicción de que Dios me había hablado y con la seguridad de que yo conocía su voz. Comenzó el culto y yo estuve todo el tiempo orando, pidiendo a Dios que me justificase y recibí convicción y confirmación por medio de la palabra, de que lo que yo había recibido era verdad y le dije al Señor…

 - “Padre, yo conozco tú voz, sé que tú no me has engañado y por fe sé que me vas a justificar”. Terminó el culto y me fui a casa. Al día siguiente no había culto porque era lunes y los lunes no se hacía culto en la iglesia, pero al día siguiente…

Me dirigía hacia la puerta del culto, y unos metros antes de llegar, veo la hermana Dolores como sale corriendo hacia a mí llamándome.

 - ¡Hermana, hermana, tengo que decirte algo! Llegó hasta donde yo estaba y me relató. - Hermana perdóname, es verdad que tenía una petición desde hacía años pero no me acordaba. El Señor ha hecho algo grandioso en mi casa. Sucedió después del culto, cuando nos íbamos en el coche de camino hacia mí casa. Íbamos hablando el hermano y yo cuando de repente nos llamó nuestra hija y me dijo…Mama, mama, el oído ¡¡PUMB!! No le hicimos mucho caso pero ella insistía… …

¡Mama, mama, el oído ¡¡PUMB!! Hermana ¿sabes qué pasó?, pues resulta que mi hija estaba sorda de ese oído y en ese momento el Señor la sanó y comenzó a oír. En ese momento fue cuando recordé mi petición y me acordé de tus palabras, perdóname por haberte hecho daño, pero ha sido sin querer. 

Yo le di las gracias a Dios por haberme justificado y a través de ese acontecimiento me acerqué mucho a ésta hermana y nos pudimos conocer más mutuamente. Le tomé mucho afecto y cariño, mantengo una buena relación con ella, sólo que ella vive en otra población y no podemos vernos como quisiéramos. Que Dios bendiga mucho tu casa mi hermana Dolores.